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viernes, julio 25, 2014

= Los hijos de nadie, o de la orfandad de voluntad =


El soundtrack de tu vida fue: Wye Oak - Civilian




Can we truly expect those who aim to exploit us to be trusted to educate us? - Eric Schaub 


Encontré esta página en alguna revista de mediados de los noventa, hasta atrás donde ciertas revistas solían, y todavía suelen atiborrar la publicidad no deseada como un catálogo de lo impresentable: aquello que trae un compromiso, o que representa algo lo suficientemente conveniente para incluirlo en el medio impreso.

El anuncio publicitario es de la organización Ministerios de Amor, que a principios de los años noventa comenzó a operar en nuestro país, y que durante dicha década, fungió como el más reciente modelo de la caridad privada, modalidad protección de la infancia.


¿Es esto es un resumen de cómo tratamos a los desamparados, específicamente a los niños huérfanos? veamos.

En su momento, me dio un poco de risa la coincidencia del término del anuncio con aquel mote que me pusieron en 2003 (El Hijo de Nadie) y que uso regularmente en este blog.

La verdad, no me extraña el sentido de insulto de la frase: desde tiempos inmemorables, no hay peor pecado involuntario que no pertenecer, y qué pertenencia es más esencial para una persona, que la que provee la familia.

Huérfano es el que no tiene padre ni madre, pero el abandono familiar siempre es más complejo: se puede tener padre y madre y terminar siendo hijo de la negligencia, educado por la crueldad de la sociedad y condenado al destino de la calle, donde no hay adjetivo que delimite correctamente la naturaleza del habitante callejero, donde la única garantía es un futuro incierto, y corto.

Desde la pobreza se puede prosperar, pero desde la orfandad, la única victoria es la supervivencia.


La pregunta que me queda es ¿quién da voz a los olvidados, sin la necesidad de un escándalo de por medio?


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La semana pasada esta generación descubrió a Rosa Verduzco, la llamada Mamá Rosa de La Gran Familia de Michoacán, el rostro más antiguo y conocido de las beneficencias civiles, en medio de un nutrido despliegue de fuerzas armadas, con una celeridad y prestancia que no se ve contra el crimen organizado, con una eficacia que raya en la exageración, con una voluntad que causa mas sospechas que certezas.

Se ha opinado larga, abundante, cruentamente sobre el tema. Se ha desplegado un aparatoso contingente "informativo", veladamente criticando a las sociedades civiles, exhibiéndose en el proceso una simpleza de intenciones sobre la que da vergüenza abundar. Se ha dado voz a expertos en la materia, se ha difundido incansablemente las versiones oficiales y las voces en defensa de Rosa Verduzco. Casi como un drama perfectamente orquestado, finalmente se le ha dado voz a Mamá Rosa.

Al principio del escándalo, en una cena platicábamos el tema con unos amigos. Uno de ellos,  poseedor de una inteligencia prístina, saldó a la señora Verduzco como “una figura más del antiguo régimen”.

En una primera lectura, parecía leerse como una simpleza, incluso como una generosa dispensa a las acciones de la mujer. A posteriori, termina siendo el diagnóstico más agudo y sucinto posible.

Contexto, la ayuda de memoria: Rosa Verduzco abordó en el México de la primera mitad del siglo XX ese fenómeno social que Luis Buñuel llamó casi 3 años después Los olvidados.

Dimensionar la génesis de Mamá Rosa es remitirse a la elegante viñeta que Buñuel dibuja de la Ciudad de México de finales de los 40 y principios de los 50: las calles inacabadas, las clases sociales perfectamente delimitadas, la pobreza como sinónimo de la ignorancia, la subsistencia urbana de las ciudades perdidas, el monumental futuro en la forma de castillos de acero, lentamente en desarrollo. Como normalmente ocurre, probablemente la realidad superaba (con creces) la ficción.

Y en el Michoacán de los años cincuenta, probablemente las circunstancias sobrepasaban cualquier estimación pintoresca que se nos pueda ocurrir.

Es natural justificar el pasado como tiempos más simples, hasta primitivos, porque la sociedad que la habitaba estaba menos lograda, menos educada, mejor pastoreada. Los métodos hoscos del ayer bien pueden revisionarse como las condiciones aborrecibles de hoy, con suficiente dosis de indignación, y desde nuestra circunstancia asumimos cosas sobre algo que desconocemos, sobre lo que no tenemos marco referencial, ni el ánimo de armarlo para brindar la claridad necesaria. "Nos ciega la post modernidad", por decirlo de alguna manera.

Esto, claro está, no es justificación de nada de lo hallado en el tristemente célebre orfanato. Aunque cuestionables en forma y en fondo, las respuestas de Rosa Verduzco vienen cargadas de una realidad: ella es Mamá Rosa como consecuencia de enormes omisiones.

Mamá Rosa y su Gran Familia surgen como resultado de esas deficiencias, y el gobierno revolucionario institucional, como suele hacer con todo aquello que responde a su hegemonía, decide ensalzarse con las obras de la señora Verduzco: la vuelve el rostro de la asistencia social del siglo pasado, la convierte en parte de su sistema de asistencia social, la anexa, le difiere su responsabilidad, la atiborra.

Como parte del engranaje que el PAN heredó del PRI, también hereda sus verrugas y sus máscaras: no es de extrañarse que Vicente Fox, cuyo sexenio se caracterizó por "adoptar" en vez de reformar al sistema político mexicano, haya encontrado en Mamá Rosa otro elemento para sus relaciones públicas. 

Se sabe que el PRI no perdona, y parece que la "intervención" a La Gran Familia obedece a los mismos intereses políticos que llevaron a buscar a la señora Verduzco en mejores épocas.

Los modos y formas de otra época.

Tampoco debería soprendernos de quiénes vienen (sans los oportunistas arriba mencionados) las muestras de apoyo incondicional a Mamá Rosa: es también de otra época ese paradigma que concluyó que las acciones de Rosa Verduzco fuesen consideradas como una acción propositiva a la inacción gubernamental.

También son los mismos que dan una lectura condescendiente de nuestra sociedad: ellas y ellos que han visto al PRI en su máximo esplendor, por tanto tienden a desestimar muchas de las reacciones del México del siglo XXI como exageraciones. También ellas y ellos están cegados por el contexto del viejo régimen.

No es esto un reproche, sino una precisión: no hay manera elegante, ni necesidad pragmática de señalar los errores, los descalabros y los abusos del gobierno deslindando responsabilidades: si queremos un gobierno diferente, no podemos seguir sin ponerles nombres y apellidos, pues un gobierno no es sino las personas que lo ejercen.

Se ayuda más a Rosa Verduzco desde una crítica objetiva, que desde una evocación. Bien por los reporteros que están dispuestos a analizar objetivamente todas las aristas correspondientes.

Pero a la sociedad nos incumbe otro enfoque.


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Es cierto: hay sociedades civiles que lucran con la miseria y la orfandad, que operan y permanecen por encima de la ley: son los menos.

También es verdad que no toda sociedad civil se conduce de forma corrupta, trabajan con márgenes muy limitados de recursos y dependen enteramente del financiamiento público - el privado está reservado a otros intereses, o viene acompañado de condiciones no enteramente altruistas para los "beneficiados".

Probablemente ellos tampoco tendrán voz en los días venideros, pues lo correcto nunca va a dar la nota, no incentiva la opinión pública, no hay juicio que emitir ni usufructo que explorar.


Pero en la pléyade de reclamos a la mal llamada clase gobernante, olvidamos que también la sociedad mexicana tiene una responsabilidad en la negligencia contra los huérfanos y los desposeídos.

Tan indolente es la respuesta del gobierno, como el interés condicionado de la sociedad, que opina pero que no reflexiona su papel en este drama.

En introspección,  sorprende que la sociedad de hoy, crítica y propositiva, aún le tenga miedo a las palabras: "drogadictos", infantes desamparados, niños problema, niños en situación de calle, los hijos de nadie.

Son huérfanos, a veces de padre y madre, a veces de pertenencia: no son "nuestras niñas y niños", son de los desprotegidos, gente a la que le negamos rostro, voz y semejanza. Son los más pequeños de aquellos a los vemos como una problemática, no como seres humanos.

Este sector de la sociedad es espejo y no nos gusta el reflejo, que nos desnuda en todo nuestro esplendor hipócrita y de doble moral: en secreto despotricamos contra esta parte de la sociedad, en público abogamos por un esfuerzo de "caridad cristiana", y en lo orgánico se convierte en negocio del particular, y en rubro del gasto gubernamental.

Pero nuestra más basal opinión la mostramos todos los días en la calle: los ignoramos, pretendemos no verlos, no escucharlos, buscamos la salida al desafortunado encuentro, "no traemos cambio".

Cuando así nos conviene, los acarreamos, nos tomamos fotos con ellos (previamente aseados y alimentados), los usamos de recurso argumental, les hacemos telenovelas, los convertimos en una broma de mal gusto.


Lo único que no podemos darle a este sector de la población es voz, voto, ni oportunidad real para abatir su situación, pues "no hay condiciones" para un gobierno que huele a la misma indolencia que creó a Mamá Rosa, ni voluntad de una sociedad que todavía necesita linchar para movilizarse.

Tan dolorosa es su orfandad (de sociedad), como la nuestra de equidad y congruencia.

Aún en la crítica, caemos en las mismas necedades: Antonio Marvel voltea hacia el gobierno, ese ogro multi propósito, y pregunta irónicamente por "Mamá Angélica (Rivero)", por "Mamá Chong". La pregunta es ¿necesitamos en el DIF a la esposa del presidente o de un funcionario como "madres subrogadas" del gastado esquema de asistencia social del siglo pasado? ¿tenemos que seguir replicando un esquema de condescendencia, inventado como una suerte de "equidad progresista" "para que se ocupen" las señoras de los funcionarios? yo digo que no.

En mi opinión, lo que se necesita es un centro de estudios, con participación conjunta del gobierno con instituciones académicas y especialistas en la materia, primero para dimensional correctamente el estado de la asistencia social, de los derechos de los niños y de los indigentes, los desamparados, los que subsisten al margen. Gobierno y sociedad, en responsabilidad compartida.

Sólo con esta información, y con un DIF conducido por personas elegidas por órganos colegiados, no por gabinetes presidenciales, podrá convertirse en el órgano ejecutor de un sistema de asistencia social que habilite, no que condone - pensione - sostenga. Que la participación de las sociedades civiles se limiten a la ejecución coordinada de los programas del DIF, y se conduzcan bajo una normatividad construida, constantemente auditada, dimensionable, efectiva.

Sólo entonces, podremos tratar con dignidad tanto a los niños de nuestro país, como a los de aquellos inmigrantes que quedan atrapados en medio de nuestra incapacidad local.


Leí en la letra de Tania Tagle una reflexión que no tiene pierde: la caridad ("cristiana") es vertical (desde arriba hacia abajo), la solidaridad es horizontal (entre semejantes).

Tengamos pues, la inteligencia de ser menos caritativos, y más solidarios: si no vamos a quitar el dedo de la llaga, por lo menos tengamos la decencia de hacerla supurar, para que sane.


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Hace casi 20 años (1995), en una arrebato de aburrimiento, tomé la foto de un indigente que dormía en la calle. 10 años después, encontré la foto y la publiqué en este blog.

Luego comencé a tomar fotos de otros indigentes, y pensé en acompañar algún texto con esas fotos; como ninguna reflexión me llegaba al respecto, decidí hablar con uno: le invité una hamburguesa de Mc Donalds y le hice la plática, para saber de él. Confieso que no encontré nada interesante que contar: alcohol, familia abandonada, desesperanza.


Decidí entonces que las fotos irían acompañadas de una historia imaginada, de una existencia ficticia, de una fantasía que sacara de su contexto a esta gente, que los desvictimizara, que los humanizara más allá de cualquier prejuicio.

9 años más tarde, caigo en la cuenta que es ahí donde descansa mi "caridad cristiana". No proseguiré este ejercicio desde la petulancia de una buena intención, sino como una promesa: que esas imágenes deban ser desconocidas para quien nos preceda como sociedad, que la desigualdad socioeconómica sólo exista en la ficción.

"Dios mediante".

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 Atte.

 El Hijo de Nadie



sábado, marzo 22, 2014

= Mi amigo, "El Colosio" =


El soundtrack de tu vida fue:  Toad The Wet Sprocket - Walk on The Ocean





Monumento a Luis Donaldo Colosio. Fuente: Wikipedia.


En 1994 ocurrieron muchos momentos que definen nuestra moderna realidad, vi una oportunidad de cambio morir y comenzó una de las relaciones más duraderas de mi existencia.




Somos el lugar que escogemos para sentarnos el primer día de clases.

Esto tiene cierta relevancia, porque la gente que frecuentamos en ese primer año es la que usualmente nos acompaña por el resto del nivel o de nuestra permanencia en esa escuela.

Resulta ser que yo siempre he sido la excepción a esa regla no escrita.

Desde que tengo memoria, fui siempre de relaciones sociales e interpersonales muy endebles; en el caso de la vida escolar, podía mantener la asociación con el salón en el que me ubicaban para estudiar, pero nunca tuve sentido de pertenencia con ninguno de los grupos que se formaban, aunque siempre me llevé bien con todo mundo, más no me "llevaba" con cualquiera (hay niveles, chavos).

Mientras fui niño nunca terminé de amoldar en ninguna "palomilla", nunca fui el adjetivo de ninguna banda, nunca tuve un "mejor amigo"; a pesar de que hubo 2 que 3 niñas y niños que alguna vez me tuvieron esa consideración; hasta la fecha, aún siento algo de culpa por no hacerles aclaración alguna, pero nunca quise lastimar los sentimientos de alguien que me caía bien, y que me tenía en tan alta estima.

Luego, pasé los años más raros e indeseables de mi existencia: la secundaria.

Venía de ese capítulo escolar con una profunda cruda emocional que me ponía en una posición tanto vulnerable, y estaba muy a la defensiva.

No me sentía deprimido, pero si sentía cierto disconfort por lo recientemente vivido.

En esas andaba cuando entré a estudiar a la preparatoria.





-1-



En 1993, en México había pasado cerca de 70 años de gobierno ininterrumpido bajo la "tutela" de la Revolución Institucional, y estábamos en el crepúsculo de la más reciente presidencia imperial: Carlos Salinas de Gortari estaba terminando su mandato.

El México salinista nuevamente vuelve a coquetear con una noción de pertenencia mundial, siempre a través de la ventana predilecta para estos menesteres -Estados Unidos-; mientras en Europa se está gestando la zona euro, en México se ha firmado el Tratado de Libre Comercio, lo que pone fin al pujante comercio de la fayuca, los aranceles se venían desplomando y poco a poco comenzamos a percibir cierto emparejamiento económico y social (no muy diferente al actual y muy cacareado Mexican Moment) y una accesibilidad a un estilo de vida que, ya infatuados, se nos figuraba un acercamiento al llamado primer mundo (EU), para salir del tercer mundo (Latinoamérica y sus primas feas).

En resumen, México andaba muy pretensioso en esos días.

En el México de los noventa la noción popular de la política es algo que no se analiza con las palabras, sino que se aprecia con el regurgitar de las vísceras, que se parece mucho al acto de chupar un dedo y levantarlo al firmamento, para ver de dónde vienen las ideas políticas. 

Aún no nace la excipiente democracia mexicana, y la oposición política está en sus años maravillosos: desde su indignado y "protestante" púlpito han tejido durante años el cuadro dramático y lacrimoso sobre el gobierno y la Revolución Institucional que, años mas tarde, serviría para negarnos a nuestras raíces negras, con fatídicos resultados.

A pesar de esta efervescencia "ideológica" y militante, es dentro de la Revolución Institucional donde nace el nuevo suspiro de la esperanza para este país, hambriento de caudillos y de líderes, de figuras fantásticas que nos libren de la tentación y nos saquen de esa noción derrotista y agachada en la que hemos nacido, como pobrecitos limantoures que nunca pueden lograr la felicidad.




Luis Donaldo Colosio Murrieta. Fuente: link.



Luis Donaldo Colosio no se parecía a ninguno de los políticos tremebundos, cejones, malencarados y aplatanados que normalmente aparecían sexenio con sexenio en el destape ceremónico. Siendo Salinas un presidente mas bien joven, Luis Donaldo parecía el mejor rostro para esa continuidad: Un hombre de trato franco, de voz clara y apasionada, llegaba y declamaba a los oídos de los mexicanos con un discurso completamente opuesto al priismo ideal estándar: concreto, muy bien artículado, aterrizado, pero terriblemente esperanzador.




John F. Kennedy. Fuente: link.


Con lo mucho que nos gustan las analogías en este país, no faltaba quien lo considerara nuestro John F. Kennedy de petatiux, y apropos de nuestro dulce sueño aspiracional, los vientos del cambio finalmente se sentían en el ánimo social.





-2-




Era tal el furor de este nuevo "delfín-chulada-de-maíz prieto", que hasta el nombre estaba presente en la mente de unos imberbes y desmadrosos estudiantes de una preparatoria en el DF -incorporada a la UNAM-, que se encontraban platicando de política sin entrar en la clásica alharaca de ideologías, mitos, ocurrencias que pasan por hechos y la muletilla por excelencia: el pesimismo.

Como si tuviese pulgas en la cola, no dejaba de cambiarme de asiento; aún no hallaba dónde pasar el primer año y andaba tentando las aguas en todos los sectores del salón.

Mientras luchaba con la ansiedad juvenil y en lo que no me hallaba, ocurrió que tuve uno de esos momentos de honestidad brutal con un profesor, hecho que hizo reír a uno de mis compañeros.

No presentamos: tenía un carácter afable, mas tranquilo y relajado que el resto de nosotros.

No hacía el intento por hacer plática artificial, lo cual me resultaba cómodo. Muy propio, pero al mismo tiempo cordial, instintivamente inspiraba confianza. Era poseedor de una dicotomía muy extraña: era inteligente, mas no era pedante; al momento de hablar era práctico, se notaba un acento ligeramente popular, de barrio, pero con un dominio de la palabra envidiable.

Se daba a explicar calmadamente, pero al momento de exponer era apasionado: no temía decir lo que pensaba, mas nunca perdía la compostura, y sabía aprovechar lo que decía la gente que lo interpelaba, logrando algo muy complicado para esta época y este nivel escolar: un mutuo entendimiento.

Un ocurrente -que también pecaba de buen observador-, encontró cierta similitud, y se le ocurrió ponerle de apodo "El Colosio".

Las risas fueron iminentes, así como las burlas y los arremedos que, paradójicamente, eran en realidad imitaciones del estilo discursivo priista: voz engolada, pausas soporíferas, retórica grandilocuente y gesticulación torpe y engarrotada.

Ocurrió que El Colosio, ya en confianza, nos mostró otro de sus talentos: era un excelente imitador. A manera de clase, nos enseñó las diferencias entre el discurso y el modo de hablar de Salinas de Gortari y Cuauhtémoc Cárdenas, acto seguido comenzó a imitar a los maestros, terminando de cautivar a propios y extraños.

Tanto sus acciones como su mote crearon una noción de respeto a su persona: en él veíamos reflejado algo que inspiraba lo mejor en aquellos que lo frecuentábamos, y que al mismo tiempo era tan mundano y terrenal; tenía un sentido de la responsabilidad que nunca chocaba con su capacidad para divertirse.

Con El Colosio podíamos sentarnos a estudiar o ir a las maquinitas y pasar hora y media en franca vagancia; ir a los trabajos de campo, cumplir con la asignación y aprovechar el tiempo explorando.



-3-



Era 1994, y mientras nuestro querido profesor Isidro Durán Keb hacía el esfuerzo por enseñarnos Historia, pensamiento crítico y algo más, el nuevo grupo que se formó alrededor de El Colosio comenzó a experimentar con toda suerte de entretenimientos.


A falta de las aguas locas, choking games y todas las demás linduras que existen hoy, un miércoles 23 de marzo de 1994, El Colosio se soltó la greña: llevando la muda de ropa adecuada, terminando las clases nos fuimos todos a un deportivo a jugar basket. 


A pesar de su confesa torpeza para los deportes, tanto El Colosio como yo terminamos anotando más canastas que el macho alfa residente, que ante las payasadas y el providencial tino de chiripa que traíamos, gritaba exasperadamente y le daba el soponcio.

Regresando a mi casa me dí un baño con agua caliente, y en mi cuarto, al prender la tele se desató la histeria.

Reportes confusos, indignación, una noticia que se repetía una y otra vez: Lomas Taurinas, atentado, Luis Donaldo Colosio.

Cada momento iba subiendo en la escala surreal: la persona en el sitio no era unos de los rostros habituales de las noticias, sino Talina Fernandez, la señora de voz grave que salía en los programas para el hogar que le gustan tanto a Lucyfer.

La propia Lucyfer entraba de empellón a mi cuarto con voz alarmada (hasta la fecha tiene esa mala costumbre), y olvidando lo que iba a decir sólo alcanzó a decir: "¿es esa Talina Fernández?".

Tumefacto por el calor, el pelo mojado se me secó mientras veía la vorágine de confusión que devoraba a este país.

Cuando finalmente fue declarado muerto, sentí que algo había cambiado: ese día algo muy importante se había perdido, aunque por la edad y la entonces falta de interés por la política, no lograba dimensionar del todo.



Era una extraña melancolía la que me acompañó esa mañana a clases. 

Saludé a El Colosio, me senté y esperamos, inútilmente, la primera clase. El ocurrente llegó, se sentó en su lugar, volteó mirando extrañado y dijo: 

-Ah, caray, ¿pues no que estabas muerto?

Soltamos las carcajadas. Seguimos riendo y jugando con la idea: "es que es inmortal", "es que era su doble el que se tronaron", ".para mí que sólo era para faltar a clases".

Alguien dijo "que bueno que no estás muerto", y las risas se desvanecieron. 

La broma se había acabado.




- ✝ -


Durante 20 años Luis Donaldo Colosio se ha convertido en el santo patrono de nuestro panteón mitológico-político, y cada aniversario luctuoso es inútilmente desperdiciado entre el falso duelo y en vislumbres del México que hubiera sido si Colosio hubiese llegado a la presidencia.

No perdemos oportunidad para llenarnos la boca con su nombre: elaboramos las acostumbradas teorías conspiracionales, leemos reflexiones de analistas, escuchamos testimonios, doramos la píldora de los trágicos sucesos posteriores a su muerte, le entramos sabroso a la pantomima farisea y rasgamos nuestras vestimentas mientras seguimos echando inmundicias en la memoria de un buen hombre, que no tuvo la oportunidad de crearse la leyenda que le confeccionamos.

A la vuelta de los años, la analogía Luis Donaldo Colosio - John F. Kennedy es mucho más estrecha de lo que nos gustaría admitir, no sólo por el simbolismo y el culto al personaje, sino por la vergüenza y el silencio que rodean sus asesinatos.

Cualquier oportunidad de encarecimiento o cierre ha pasado a segundo plano: importa el mártir y la figura, no el atentado, no el encubrimiento, no los culpables, no la verdad.

El asesinato de Lomas Taurinas es el evento que probablemente puso fin a 70 años de gobierno de la Revolución Institucional, y es una pena decir que no hemos prosperado mucho desde entonces. 

Lo preocupante, es caer en la cuenta que no existe la confianza en los órganos de procuración de justicia ni la imparcialidad para administrar justicia en este país, y que probablemente la impunidad ya no es cruz de un partido, sino un problema cultural que tendremos que resolver los particulares, pues los gobiernos en turno hacen lo que sus intereses mandan.

El Colosio, me ha honrado durante 21 años como amigo.

No es adulación decir que mi vida es mucho mejor desde que él forma parte de ella, tampoco sobra decir que su presencia me ha convertido en una mejor persona.

Mi concepción del mundo se ha visto infinitamente enriquecida por su influencia, y he compartido algunos de los momentos más memorables en su compañía, y la de su esposa, los cuales forman parte de mi familia, por la legitimidad que nos dan los sentimientos.


El Colosio se ha convertido en un hombre admirable, que sigue generando una diferencia importante, benéfica en todo aquel que ha tenido el placer de conocerlo. 


Tal vez si dejáramos de rondar los cadáveres de los grandes postergados del pasado, y volteáramos a ver a las mujeres y los hombres que hoy están trabajando -determinante o modestamente- por hacer de este lugar un lugar digno para vivir, tal vez caigamos en la cuenta que la grandeza que buscamos en la memoria de hombres como Luis Donaldo Colosio no es inherente de una persona, es una opción posible y real para todos nosotros.


Es entonces, que me surge la única pregunta pertinente en esta fecha: por nosotros mismos ¿hasta dónde queremos llegar hoy?


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Atte.


El hijo de Nadie



jueves, febrero 20, 2014

= El estalinismo mágico =


El soundtrack de tu vida fue: Muse - Starlight




Mi contribución al meme: Pintarrajeando a México.


La fantasía sin una "revolusión"* no existe.






El estalinismo mágico es una corriente política basada en el glamour de un gobierno exitoso, que lucha por el confort de unos pocos, a través del trabajo y a costas de la ignominia -gozosa- de unos muchos; y que a cambio, provee de lo necesario para la gobernabilidad del país; vamos, del estado de derecho y la paz pública oficial.



No, no hay lenguaje simple para expresarlo, el estalinismo mágico es respetuoso de las formas  oficiales y maneja un discurso incluyente. 

Aunque no te guste. 

De nada.

En el estalinismo mágico la sociedad debe gustar del televiteatro, del pan y circo, de la alegoría grandilocuente; tú sólo tienes que participar: vota, aplaude, sonríe y ovaciona al gusto. Sabemos que puedes consultar otras fuentes, sólo guárdate tus comentarios y hazlo en concordia con el sistema.

Tú no te preocupes, se te avisará cuando estés rebasando estas líneas. 

Así es, es a discreción de las autoridades competentes cuándo se rebasan estas líneas. Confía, se prudente y no te busques problemas.


Por tus necesidades ni te preocupes: se refrenda el constante compromiso con la apertura de canales de comunicación -oficiales- con el gobernado, se te firma y te lo cumplen.

Hemos valorado las necesidades de todos para llegar a este plan de trabajo. Si, estas son tu necesidades, mira este comercial que te lo explica todo.

Las difíciles decisiones que toma el estalinismo mágico es para reactivar la economía, y todos sus programas y propuestas son por el bien de todos: para preservar la calidad de la infraestructura, para inyectar estímulos al consumo y para que la economía siga su libre camino al Mexican Miracle.

Es correcto: tú paga y después te aclaran lo que tú gustes, sólo fórmate en la línea y sigue las instrucciones.



El estalinismo mágico se pronuncia por el cambio: meterá a la cárcel a quien interfiera con el progreso, tenderá puentes de comunicación y acuerdos con quién tenga la voluntad de coadyuvar al cambio, sumará esfuerzos y posicionará las reformas de fondo que tanto hemos esperado durante años de inacción.

Si, primero abordaremos los puntos más urgentes, y luego iremos incorporando el resto.

Pues mira: primero tenemos que esperar a que surtan efecto las primeras reformas. Pues tardará un poco: 7 años, 10 años, depende de las condiciones emergentes. No te apures, se revisará cuando llegue su momento.

El estalinismo mágico es nuevo, pero tiene toda la experiencia. La explicación es la que sigue: van a tomar lo mejor del pasado y se mezclarán con los retos del futuro.

Harán los mismo que los grandes héroes y gobernadores del pasado, pero con los estándares de hoy. No, no es sólo discurso, es el plan estabilizador que han diseñado, y lo hacen para ti.

Primero, se les cambiará el nombre a las cosas, para cortar con el pasado y los vicios burocráticos del ayer, luego le darán las facultades para que operen eficientemente. 

Siempre se comienza cambiando el nombre, los colores, una pintadita, una mano de gato…

Si, si, luego investigan para qué sirve, se trata de modernizar, no de descomponer.


El estalinismo mágico centraliza para mejor control.

¿De qué? pues de todo.


Si, el estalinismo mágico va a decidir quién presidirá qué. 

Si: porque sabe, porque tiene la experiencia. Si, ellos estaban al principio, pero ahora son nuevos y tienen una nueva actitud.

En el estalinismo mágico los opositores son bienvenidos, siempre abogaremos por la pluralidad, mientras no se pasen de listos, no alebresten, desestabilicen ni difundan mentiras, pues todo esto atenta contra la gobernabilidad. 

El estalinismo mágico sabe de los grupos  que buscan sembrar dudas en la actitud reformista del gobierno, que confunden a los más sensibles y que incitan a la violencia, el vandalismo y el debilitamiento de las instituciones.

No ganarán. *al menos, no otra vez*.

Esos no son trabajadores: son grupos de choques  con una agenda política. Tampoco: esos no son maestros, son remanentes del viejo sistema, que viven del erario y estancan la educación. Esos no son manifestantes: son anarquistas violentos, no te confundas, mira la repetición en cámara lenta, ya fue editado para tí. 

Tu dínos: ¿qué ganas con esa actitud contestataria y fatalista?

El estalinismo mágico está dispuesto a debatir las ideas, siempre y cuando las condiciones sean favorables; no, no es una postura conveniente, es el gobierno haciendo uso de su legítimo derecho de réplica.

En el estalinismo mágico no habrá adulteración de la información: un pueblo informado es un pueblo democrático.

De ser necesario, se agotarán todas las instancias hasta llegar a la verdad, se invocará a la fuerza pública para que retorne La paz pública y las señales con valor difundirán en primera plana, en cuadro panorámico y en HD lo que salga del ejercicio de la transparencia, los medios están comprometidos con la verdad imparcial.

Mira, también le era infiel a su esposa y se le escurren las palabras, sin duda "le gusta la copita".

El estalinismo mágico está aboliendo la violencia en los estados: no hay guerra contra el crimen organizado, repetimos, NO hay guerra, es un asunto de seguridad y está bajo control, las cifras van a la baja, mira, aquí dice.

Estos casos son aislados: no hay violencia contra los periodistas y los profesionales de la información. Mira, investigamos y este caso se trata de venganza personal. Éste fue por los errores de la administración anterior, éste fue un accidente, éste....

La clave para incorporarse al estalinismo mágico es la actitud positiva: con las reformas que se propongan te va a ir bien, con las modificaciones en los precios te alcanza para más, los programas gubernamentales atacan los problemas de fondo en este país, como el hambre. 




Joseph Stalin.
Sheidly’s Portraits: a series of “fabulous” depictions of tyrants, dictators and popes, fuente: link







El estalinismo mágico tiene la firme convicción de lo que se tiene que hacer para mover a este país, y no le temblará la mano, no vacilará y no claudicará hasta lograr el cambio para las y los mexicanos.


Si, se va en 6 años. 



Cinco, para ser más exactos.




*Aplausos.mp3*



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 Atte. 

 El Hijo de Nadie



* La imagen o ilusión de una revolución.

martes, enero 28, 2014

= Raíces negras =


El soundtrack de tu vida fue: Mark Ronson - Stop Me




Vivimos huyendo de los horrores de nosotros mismos: unos, a espensas de lo que nos vamos arrancando como costras. Otros, sacrificando al prójimo como monstruos. Fallamos en exorcizar a la bestia y queremos encontrar el paraíso  a punta de madrazos.


Hace algunos ayeres espeté -casualmente- la tesis de que la nuestra, la mexicana, es una "idiosincracia prostituta": credos, modos de pensar y pronunciamientos se configuran según el interés en turno. Creía firmemente que el problema de la sociedad mexicana era el conformismo, que la moral era un concepto anquilosado y nuestra incapacidad para hablar las cosas con claridad nos condenaba a un ostracismo político, que era necesario confrontar para cambiar. 

Era joven, y encontraba la necesidad imperante de que, ante la sociedad -que me aceptaba como nuevo adulto- tomara un bando, me definiera por una postura, y me abocara a defenderla.

Estaba chavo, y se me hizo fácil.


Esta animosidad no le era indiferente a mi generación: estábamos en los últimos días del gobierno de la Revolución Institucional, y queríamos el cambio. Nunca dimensionamos exactamente a qué, y nos dejamos llevar por el instinto, sin pensar en la introspección.


Más tarde, al tomar las rebabas de lo originalmente espetado, y comparándolo con la nueva idiosincrasia post PRI, comencé a esbozar otra teoría: la de "el pequeño priista que vive en todos nosotros".

Confieso que esta me llegó cuando, ya entrados en los gobiernos de la alternancia, el cambio no era como lo habíamos pintado. Llegamos a entendernos un poco demasiado tarde. 

Me explico.



-1-


Entre clamores, esta sociedad finalmente votó libremente y en el 2000 terminó 70 años de gobierno ininterrumpido del Partido de la Revolución Institucional. Inauguramos la alternancia y comenzamos a soñar con un futuro mejor.

Los medios informativos, ahora libres de los compromisos creados, y en un genuino ejercicio de transparencia y autocrítica, edificaron un espejo impecable para reflejar nuestra realidad, y no nos gustó nada lo que vimos.

Los males del antiguo régimen perduraban, y los veíamos en alta Definición, con sus verrugas y sus ronchas. Y la parte que menos gustaba, era que el reflejo que veíamos era el nuestro, no el de "la dictadura perfecta". 

El deseo de cambio nos había nublado la vista a otros modos. Inmediatamente  renegamos de las responsabilidades de la sociedad democrática: queríamos los beneficios, ninguna responsabilidad, y decidimos interpretar en lugar de indagar, inventar en lugar de fundamentar. 

Y hablamos por hablar, ensordecidos por el ruido de nuestras fauces, y nos llevamos esta cacofonía a todos los medios que cundimos. 

La redes sociales mexicanas fueron el punto de difusión de este nuevo formato de participación: quejarse e indignarse.

En vez de intercambio de ideas, turnábamos "goyas"; en vez de diálogo, sacábamos los timbales para entonar mentadas. En vez de argumentos, concursábamos a ver quién gritaba más duro "muevelapom-pom-pá".

Inconscientemente, mi pujante generación convirtió la excipiente democracia mexicana del siglo XXI en un simulacro de partido pambolero de quinta categoría.


Durante el gobierno de la alternancia, convertimos a la Revolución Institucional en mito creacionista: lo volvimos el diablo político que todos citan, en el que nadie cree y del que todos hacen mofa. Arquetipo secreto de nuestro carnavalito, entre piquetes de ombligo nos vestimos de ovejas, sacamos el cobre y todos felices y contentos lo volvimos el coco: un cuento para contarles a los niños.

Enseñamos a una nueva generación que el diablo es un lobo inerme, y los más jóvenes gritaron 3 veces "el lobo", el cual nunca vino.


Tarde caeríamos en la cuenta: el lobo nunca dejó de estar entre nosotros.



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Para mediados del 2006, entre sombrerazos y empujones tuvimos unas elecciones arrebatadas, anticlimáticas y altamente sospechosas. 

Más de la mitad del censo mexicano se abstuvo del voto, asqueado de la rebatinga presidencial, mientras los clamores y vilipendios de los que sí votaron, completamente polarizados, trataban de llevar la espuma de su rabia hasta las últimas consecuencias.

Quedó claro que aún no estábamos listos para la pluralidad.

Entre gritos de "espurios" y "legítimos", los "chairos" y "pirruris" trabados de los cuernos cimarrones, un agachado presidencial cometió, en busca de legitimidad, el error más grave desde el diciembre de 1993: le declaró la guerra a al narcotráfico por convivir, y desató el conflicto escalado que aún nos cunde.

Seis años después regresa al poder un PRI intacto, con un candidato artificial, profundamente ignorante e incapaz de sostener el tele glamour que compró a expensas del erario estatal de su anterior gestión, y nos preguntamos cómo pudo ocurrir.

El lobo entró a nuestra pretensa modernidad por la puerta de nuestra idiosincracia: la cultura socio política mexicana sigue girando, nos guste o no, dentro de los preceptos que la Revolución Institucional construyó durante 70 años, y cuyos basamentos nos negamos a enterrar: reciclamos la dictadura perfecta, la pintamos de blanquiazul y de amarillo sol, sellamos las cloacas del sistema con pintura de aceite y pusimos mantelería sobre la mesa de los marranos, y agarramos la cuchara grande. 

Lo único que hizo la Revolución Institucional a su regreso, fue cortar el borde de la pintura en la cloaca para echar nuestros cadáveres de la alternancia, y puso su propia cuchara sobre nuestro simulacro de cambio, se ha servido 12 cucharadas soperas, y ha comenzado a raspar los pocos avances que hemos conseguido.


Traemos a cuesta un legado que permea todos los aspectos de nuestra sociedad: avanzamos transando, resolvemos nuestras omisiones y faltas con la ley con una mordida; y en vez de solucionar los problemas, los abordamos y damos la apariencia de estar analizando la problemática.

La noción de libertad de esta sociedad es la ausencia de responsabilidades: queremos los beneficios, sin pagar el precio. La civilidad es una etiqueta que nos ponemos en la solapa mientras aventamos el carro, tiramos basura, nos peleamos a la menor provocación y "echamos habladas". Esto no ha cambiado en 12 años, sino que se ha acentuado.

En el campo de la ideologías, estamos muy cómodos descalificando: prácticamente nunca hemos aprendido a debatir, a discutir desde una postura de respeto a la forma de pensar del prójimo. Confundimos la acusación con el argumento, las ocurrencias con pruebas, con la , y el consenso es que alguien ha "ganado el debate" cuando el otro calla, o cuando el que grita mas fuerte es el último en abrir la boca.

Creemos que nuestras buenas intenciones justifican nuestros palabras léperas y nuestras acciones aberrantes, y no caemos en la cuenta que sólo nos disparamos en el pie.

 La dinámica clientelar se encuentra profundamente enraizada en nuestra cultura: la torta y el refresco fueron sustituidos por la tarjeta y la canasta básica.

La tele cultura ha educado generaciones enteras de este país, lo ha acostumbrado al estímulo sensacionalista.

Difiero con las voces que dicen que el remedio es apagar ver televisión; por el contrario,   opino que hay que ver mucha televisión, otra televisión, televisión de todo tipo, porque sólo así aprendemos a distinguir el glamour del hecho, la producción de la imagen en vivo.



  El presidenciable joven, casado con la primera actriz, montados en una costosa tramoya disfrazada de noticia es algo que se aprende a distinguir (y a criticar) sólo cuando vemos suficiente televisión.

Es como las caricaturas que uno ve de niño: cuando se vuelve a verlas de adulto, con un bagaje más rico de animaciones recursos argumentales, se pueden identicar sus defectos y limitaciones, y entenderlas desde otra perspectiva.



El nuestro es un pecado (colectivo) de omisión, de falta de autocrítica, de incapacidad para asumir responsabilidad y nos hemos estancado en la pasividad agresiva, atorados en un círculo vicioso donde reclamamos, pero no hacemos.

Y ni siquiera nos pasa por la cabeza este detalle: desencantados con la transparencia y la libertad de expresión, damos la espalda y negamos la cruz de nuestra parroquia, porque en el fondo pensamos que, si admitimos estos defectos, perdemos el derecho para exigir.

Y pues no.



-3-


Estamos a unos cuantos días del Congreso Popular, recién convocado.

Entre los tuits y comentarios público de los notables que veo promoviendo este evento, lamentablemente veo rasgos de lo anteriormente expuesto, en lo que a ideologías encontradas concierne.

Esto no es una acusación ni una denostación: es un hecho que traemos a cuesta los estragos del cisma político que hemos creado -todos-, y que no podemos convocar a la pluralidad desde la descalificación: en algún punto tenemos que aprender a debatir y que debemos caer en la cuenta de que se puede disentir sin menospreciar, vale la pena tomar esto en cuenta antes de sacar los puñales durante las discusiones con los que piensan diferente de nosotros.

Es esencial que la ciudadanía se involucre completamente en la toma de decisiones de gobierno, pero si vamos a realizar un esfuerzo de este tipo hay que hacerlo desde la óptica de que todos somos mexicanos y que nuestras nociones de ideales no estropeen este esfuerzo: entre dimes y diretes no estamos ostentando ni defendiendo ideología alguna, mucho menos construyendo un consenso.

Confío en que estos notables sabrán encontrar utilidad en lo que digo.


Para sociedad que participará, los invito a reflexionar sobre lo siguiente:

Tenemos que, en el camino, dar los primeros pasos para exorcizar al "pequeño priista que vive en todos nosotros": no podemos seguir jugando a los buenos y los malos, la izquierda contra la derecha, los vendidos contra los puros. 

Todos somos humanos y todos tenemos defectos, no podemos convocar a una autoridad moral de la que ninguno gozamos plenamente, si nos juzgáramos con los argumentos con los que calificamos a los que llamamos "adversarios".

Todos los que hemos vivido en este país los últimos 6 años tenemos una opinión válida al respecto, tenemos derecho a expresarla y a contrastarla con otras voces, por ello tenemos que evitar tomar posturas racistas cuando convocamos a este esfuerzo: con nuestro racismo local histórico tenemos suficiente por resolver. 

Tanto derecho tiene el extranjero radicado en este país de opinar, como el nacido mexicano dentro de un grupo racial y religioso, porque ambos han tomado la misma nacionalidad, porque ambos se asumen como mexicanos, y porque no existe argumento sobre "pureza mexicana" que le de cabida a ambos, si escogemos discriminar con estos criterios.

No existe un antecedente en este país donde un cambio a la fuerza imponga un gobierno justo y plural: la Revolución Institucional nació del último intento. Si es mas importante la resistencia que las propuestas, no somos mejores que el gobierno indolente que queremos reformar. 

Mucho cuidado debemos tener si este congreso desea contemplar el camino de la fuerza: demasiada violencia hemos tenido en el siglo XX como para empatar la cuota en el XXI, que ya tiene un saldo por la "guerra contra el crimen organizado".



Dicho esto, aporto mis contribuciones al Congreso Popular:

- Reforma para el voto de censura en elecciones locales, estatales y federales: si el votante llega a la conclusión  de que ninguna de las opciones le representa, que tenga derecho a manifestarlo con un voto de censura, tanto a las propuestas como al proceso electoral. Si el voto de censura es la elección de más del 30% del electorado, que se plantee una segunda vuelta; si el voto de censura es de más del 50% del electorado, que se invalide el proceso electoral en curso y se convoquen a nuevas elecciones.

- Auditoría a Gastos de Campaña: Que los candidatos a una elección en cualquier nivel de gobierno, sometan sus gastos de campaña a una auditoría para que justifiquen sus gastos, los cuales deben de cuadrar con el financiamiento que, conforme a la ley vigente se les otorga.

- Procedimientos de acciones punitivas contra malos servidores públicos.- Que los servidores públicos que sean separados de su cargo por acusaciones de corrupción, negligencia o irregularidades con consecuencias perjudiciales a terceros, se sometan a una investigación formal por un órgano no gubernamental y que, de resultar responsables de algún delito, se inicie un proceso formal ante las autoridades competentes y conforme a la ley contra quien o quienes resulten responsables.



Estas ideas las he venido exponiendo desde hace años, y se han enriqueciendo con las opiniones de la gente que me ha interpelado. Espero tener la oportunidad de discutirlas en dicho evento y humildemente las someto a consideración pública.


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Tengo la esperanza de que llegue el día en que arranquemos las raíces negras de nuestro pasado cautivo, porque no hay pecado más grande que negarnos a cambiar, porque nos merecemos un país mejor.


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Atte.



El Hijo de Nadie