= Nacomentarios II =

El soundtrack de tu vida fue: Mario - Muchacho Satánico

Había una vez un Hijo de Nadie, nacido un Domingo pero enamorado de las hijas del Jueves, tal y como el Duque Bowie lo manda y estipula, y vio que era bueno.

Pus nada, querido diario: me tomé esta semana fuera del bló y de cualquier otra ocupación online; en primer lugar, porque el Sabadaba pasado fue mi vigésimo séptimo onomástico, y por culpa de un cacahuate piel roja he pasado de la indiferencia por mi natalicio hacia la aversión y el hastío. Moncho: tu eres la culpable de todas mis desgracias y traumas adultos, eres mi cadena de amargura particular.

Fue en estas fechas que recibí al mismo tiempo el mejor regalo del mundo y la caca más olorosa; lo peor es que la caca es muy hermosa. No es mi intención ser malinterpretado, he recibido en fechas anteriores cacas que no merecen vivir.

Estoy tentado a darle cran a estos vegetales que han crecido de manera espontánea en el patio de mi casa (como es particular, se barre y se riega como los demás), pero Luzyfer frena mi vocación de verdugo jardinero quesque "no vaya a afectar las azucenas que están al ladito". Puag.

Esta semana también fue conato de redecoración, intento fallido gracias al malsano apego a la visión churrigueresca y barroca de la señora de la casa, que ha tomado la difícil decisión de tomar toda la basura que adorna la vida de Nadie y le ha reasignado un nuevo lugar: aún dentro de la sala y recolectando polvo, pero reubicados al fín y al cabo.

Y es que en este hogar hay tantas cosas que afean el panorama, pero ya no está en mi poder alterar el delicado balance de la estancia. Creo que es hora de unos cuantos accidentes y movimientos bruscos.

He llegado a la conclusión de que me cae mal la gente que se junta por 30 años y mas allá, están tan juntos que apestan (nossierto, ya basso, ya basso). Faltan cuatro meses para el aniversario del terror, y temo lo peor: como el Enésimo y la Poquianchis se casaron el mismo mes de hace un año, auguro el crossover familiar más azucarado de la historia.

¿Porqué se casa la gente? no es normal estarse oliendo todos los días. Es TAN primitivo, pero bueh.

Al menos satisfice un pequeño capricho que carcomía mi sentido de la inmadurez: cambié la visión de mi mundo (que aguantó como las machas, al pie del cañón hasta el final) y decidí ampliar mi criterio, que ahora cuenta con una resolución de 1280x1024 pixeles, para verte mejor.

Nota aclaratoria: para los amantes de lo ajeno, absténgase de cualquier intento de despojo, estoy armado.

Hoy me invitó el Onésimo Nemo a una cosa bien botana en Bellas Artes. Fue gracias a este evento que llegué al big fat fact de la semana: el bel canto no debe ser solemne todo el tiempo sino que debe tener su lado versátil y juguetón, como lo demostró la señora que cantó en el recital (que por cierto, está como Querétaro la desdichada).

El soundtrack del día de hoy está dedicado al maitré haiku del bloggoverso, el poeta espumoso rockero por excelencia: Humberto Beck. Te quiero, caón.


Próximamente: una nueva saga.


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Atte.

El Hijo de Nadie