domingo, febrero 13, 2005

=Los Divinyls y yo=



Querido diario:

Todo comenzó durante la vida Nell, en el Discolandia de la glorieta del Metro Insurgentes; por momentos me daba por comprar soundtracks, so excusa de que era la mejor manera de tener música variada y evitar adquirir un álbum por artista, para tener la música que quería.


Los cds eran la novedad, pero como no era tan común para la población defeña tener un cd player, se suscitaban 2 fenómenos: en algunos lugares, el precio de los cds se disparaba de manera obsena, mientras que en otros, por la poca rotación de inventario encontrabas el éxito del momento con una rebaja absurda. Tal era la magia del Discolandia, frecuentado por los amantes de los KCTs y los viniles.

Entre esos inventarios semivencidos me encontré con el soundtrack de una basura de película (que para mis estándares, era casi un sello mesiánico) : el soundtrack de la película Super Mario Bros., con Bob Hoskins, John Leguizamo y Dennis Hopper. Quien la haya visto, sabrá a qué vomitivo visual me refiero.

Recuerdo haber llegado haber llegado a mi radio portátil (sold in Tepis), colocar el disco y darle play: o-r-a-l-e-s. La primera señal de acierto vino con la participación de Roxette, Almost Unreal (y es que Roxette siempre ha ocupado un lugar especial en mi corazón, sin hacer que pierda la cabeza). Entonces llegó el turno de unos perfectos desconocidos: The Divinyls.

Ese, fue el principio del fin de la vida Nell. No podía dejar de escucharlos, eso era seguro.

En mis círculos académicos nadie los conocía, pero generaban inusual interés, tanto que de repente tuve vida social. Todo, gracias a los
Divinyls.

No, querido diario, este no es un infomercial del canal 9 Galavisión, it´s a fact, Jack.

Fue en ese momento que se manifestó la primera de muchas conductas obsesivas-compulsivas: comencé a recolectar información de casi cualquier canción que oyera, porque teniendo los datos primordiales (nombre, interprete) obtenía malsana satisfacción; sólo en algunos casos, terminaba profundizando en los datos y en los antecedentes de el o los intérpretes, llevándome casi de la mano a otros grupos/intérpretes.

Serían otras las ocasiones en que los Divinyls y yo nos encontraríamos, y durante mucho tiempo fue el conocimiento de su existencia lo que me hacía sentir como algunos ególatras se sienten en su fantasía epifánica definitiva: único e irrepetible.

Sólo una canción se difundió mas que todas, por lo menos en estos lares: la tristemente célebre I touch myself. Cierto círculo de cuatro suele bailarla, perdiéndose al ritmo de una de las voces mas distintivas de la música en inglés, la de Christina Amphlett.


Este último hit, Ain´t Gonna Eat Out My Heart y Love is the drug (cover de Roxy Music), conforman el triunvirato melódico del Hijo de Nadie.

Como grupo, son tan viejos como INXS, Midnight Oil y Men At Work, conocidos abanderados de la invasión australiana de los 80´s, pero llegaron a nosotros cuando el underground era un estigma, una barrera más que una exquisitez, cuando estaba totalmente deprovisto de prestigio.

Ahora, cuando cualquier marrano puede ser alternativo o exquisito, presento ante todos los bloggeros a los verdaderos padres de la música alternativa, los verdaderos músicos poetas que viajaban de un escenario a otro entre heroína, sexo y rafts, aquellos que genuinamente eran inclasificables, en una época en que se catalogado era ser exitoso. Como los verdaderos artistas de ayer y hoy, apreciados sólo cuando sus mejores momentos han quedado en el pasado.





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Atte.

El Hijo de Nadie

3 comentarios:

Casiopea! dijo...

Pues Saturnia me ha hecho llegar a este espacio, tuyo muy agradable...

Yo soy terrible con comentarios, pero dejaré saber que he pasado por aqui de vez en cuando.

I. dijo...

Coooomoooo !!!
Dos links en tu pagina hablando de Tunez y nada tunecino !!!
Cuidado...Somos Arabes...

I. dijo...

Malakatonche,
Béni sois-tu pour ce magnifique drapeau qui orne désormais cette page.
Que l'aura d'Elyssa-Didon, fondatrice de Carthage qui mourut sur un bûcher pour Enée, accompagne ta descendance jusqu'à la septième génération.