sábado, noviembre 02, 2013

= 1986 =

El soundtrack de tu vida fue: Soda Stereo - Cuando pase el temblor



Ocurrió que un día la tierra se movió, y un cisma ocurrió en mi vida.


Querido diario:





Esta no es la historia de una tragedia, sino el recuento sobre una existencia que ya es lejana, pero a la que nunca le puse punto final.

Después de mucho pensarlo durante años, he tomado la decisión de dejarlo salir, para que supure lo que tenga que supurar. Estoy en un momento en que necesito quitarme cosas que ya no me sirven, entre ellas los paradigmas familiares.

Porque durante años creí muchas cosas: algunas resultaron certezas, otras eran producto del pensamiento fantástico que me ha dominado siempre.

Y todo comenzó cuando era niño.

No puedo decir que tuve una infancia triste: todo lo contrario.

Lo que traigo a cuestas, es algo completamente diferente.





= I =


Los primeros años de mi vida parecen estampas de alguna monografía cursi: viví en las inmediaciones del Centro Histórico, en la Colonia Tabacalera.

Jugué en el montículo abandonado que dejó El Caballito original -hoy arruinado gracias a la burocracia del Defe-, y que permanecería como una loma floreada por muchos años, hasta que se estrenó el Caballito adefesio de Sebastián en la década de los noventa.





Los caballitos de Reforma. Fuente: Link.



Dice Lucyfer, mi mamá, que a mí me gustaba ir al metro a pasear: imagino que el STCM de la época se prestaba para ello.

Los domingos íbamos al atrio de la iglesia de San Fernando, en la esquina de Puente de Alvarado y Guerrero, donde hay unas fuentes brotantes en le suelo marcando el paso hacia la entrada de la iglesia, y donde las palomas suelen posarse, en pos de alguna migaja que arrojen los fieles y los visitantes.

Recuerdo que siempre me guardaba una bolsa con trocitos de pan Bimbo para irlas desperdigando al suelo y atraer a las palomas: justo cuando se encontraban reunidas a lo largo del patio, salía corriendo hacia los arcos que dan a Puente de Alvarado, haciendo que volaran hacia todos lados.



La plaza-iglesia-cementerio de San Fernando. Fuente: Wikipedia.


Mi familia vivía en 2 departamentos en el número 6 de Puente de Alvarado. Esta suerte de conjunto de viviendas-departamentos, estilo vecindad, tiene 2 entradas: una da a la calle de Puente de Alvarado, y la puerta en la parte de atrás, a la calle de Ignacio Mariscal.

En las mañanas salíamos por Puente de Alvarado para ir a la escuela, y regresábamos por Ignacio Mariscal para dejar la mochila y la lonchera, e íbamos al puesto de licuados de Rudy, a unas cuadras.

A veces, tocaba ir a pasear a la explanada del Monumento a la Revolución, donde muchas veces se me prometió que me iban a enseñar a andar en bicicleta. Aprendí en otras circunstancias, muchos años después.



El monumento a la Revolución, cuando todavía tenía en exhibición una antigua locomotora
Fuente: Wikipedia.


En esta época no había tiempo para la introspección, sólo para la rutina: los juegos, las travesuras, las clases, las aventuras, los paseos, las lecturas, los sueños.





-II-





Vino el temblor del 19 de septiembre de 1985, y en la réplica mi familia salió huyendo de Puente de Alvarado.



Foto: Tony Burton. Fuente: Link.


En la calle, con mi hermano en brazos, mi papás y mis tías tomaron la decisión de abandonar nuestro hogar.

David, mi papá, le pedía a Maya y Luly, mis tías, que juntaran todas las sábanas, cubrecamas y cobertores que pudiesen cargar. Mi papá fue por su portafolio y una maleta.



Lucyfer estaba con nosotros en el coche, haciendo todo lo posible por evitar un ataque de histeria: la réplica nos había agarrado a la hora del baño, mi hermano y yo estábamos encuerados bajo la toalla y las sábanas que ella alcanzó a tomar antes de salir despavorida a la calle.




Recorrimos las calles, quedamente alumbradas por las pocas luminarias en pie, cruzamos la Calzada México Tacuba en dirección al norte.


Eventualmente llegaríamos a la Colonia Obrero Popular, a la casa de mi abuelo.

El primer recuerdo que tengo de esta casa era el abundante pasto verde que salía por el borde inferior de la puerta, un pesado tajo de metal en color ocre.

El interior era un terreno grande, completamente cubierto de pasto, tan alto como yo a mis 7 años. A la derecha estaba la casa del abuelo: una casa con techo de lámina de un agua al frente, ventanales con enormes herrajes y sin cristales, cuya construcción cubría la mayor parte de la pared derecha del terreno.

Mi papá y yo pasamos un rato despejando el paso: recuerdo que le ayudaba arrancando los bordes más pequeños, mientras él arrancaba los brotes tupidos con sus enormes manos. 

Al parecer la casa se limpiaba regularmente, pues estaba habitable cuando llegamos.

Lucyfer, Luly y Maya comenzaron a limpiar la casa, mi papá se subió al coche y se regresó a la Tabacalera por más cosas -cosa que no le gustó nada a Lucyfer, que estaba al borde del soponcio.





Mi hermano y yo nos sentamos afuera, ya vestidos y sobre una colcha sobre el terreno fresco, recién despejado.

Esa noche dormimos todos juntos sobre los muebles y colchones que había en la vivienda, acondicionados con sábanas y almohadas en un cuarto amplio, con cartones y sábanas sobre las ventanas.

Todos juntos, como nunca antes, como nunca después.

Los siguientes días fueron productivos, y educativos: mientras mi hermano y yo explorábamos el terreno y la casa, mi familia comenzó a renovar la vivienda: vinieron a limar los herrajes de las ventanas y de las puertas, se sustituyó el trozo de metal con una puerta de acero, no tan pesada, con ventanillas en la parte superior, que estaba puesta en una de las "bodegas" del fondo. El exterior lo pintaron de blanco; la fachada, de ladrillo, se cubrió con yeso y se pintó de blanco con una franja roja.

Esta es la apariencia que muchas de mis amistades recuerdan de la casa de mis papás, antes de que se me ocurriera pintarla de azul PAN, sin ninguna razón en particular que darle variedad.


Al final, hicimos de la casa del abuelo nuestro nuevo hogar.

Al fondo del terreno había un montículo de tierra y piedras, tan alto como las paredes, con bordes en ciertos puntos que lo hacía escalable.

Pasé muchas tardes trepado ese lugar, cruzando por ahí al terreno baldío contiguo, al menos mientras existió.

Mi familia parecía más unida que nunca, pero al poco tiempo comenzaron los roces, y los feudos.




- III -




Una pregunta que nunca me hice, tal vez porque nunca encontré una razón, era porqué Maya vivía sola en un departamento, completamente separada de nosotros.

En poco tiempo comenzamos a entender porqué: ella era de carácter difícil, proclive a discutir a la menor provocación, tanto con su hermano y hermana como con Lucy, que normalmente le daba por su lado para evitar problemas.

De apariencia adusta, y de carácter serio y extricto, Amalia era la tía solterona que nunca formó una familia, y vivía cerca de nosotros por conveniencia -tanto mi papá como mi mamá trabajaban, y siempre nos cuidaron las tías. 

Por otro lado, mi papá era emocionalmente dependiente de su hermana: podían desgañitarse a gritos y montar las escenas más engorrosas, pero nunca se separaban.

Toda la información que tengo de mi familia paterna la obtuve de las "habladas" que se echaban cuando se ponían punks, y posteriormente revisando sus documentos cuando el destino los alcanzó.



Cabe hacer la mención que mi familia paterna adolece de un carácter veracruzano categoría "pueblo chico, infierno grande": proclive a discutir por todo y por nada, dados al insulto, la humillación, los arranques frenéticos ("me voy a meter un balazo y a ver quién te pela"), los extremos, el llanto y la bilis, puertas azotando, vasos y trastes volando contra la pared, gritos a las 11 de la noche.


Ustedes saben.






Aparte, la casa era lo suficientemente amplia para habitarla todos, pero nos daba poco espacio para darnos un respiro.



Fue en esos años que me hice mas apegado de Lucyfer: a ella francamente no le importaba seguir el hilo de la discusión, sino parar el problema.

Probablemente a mi mamá le faltaba mucha destreza para lidiar con las discusiones verbales, y le faltaba criterio o para lidiar con los problemas de la familia y los propios, pero la intención y el esfuerzo que hizo, y que haría a partir de este momento fue pieza clave para que esto no se convirtiera en el "nido de la perra".

Hoy que volteo para atras, aún me sorprende y me conmueve su capacidad para aguantar tanto.

A pesar de tanto griterío y drama, considero que no estábamos tan tirados a la calle: aún teníamos -creo yo- una oportunidad para centrarnos y ponernos al tiro; en este momento y en este lugar de nuestra existencia común, aún buscábamos maneras de resolver las diferencias, hasta podíamos disculparnos después de arranques de gritos y sombrerazos.


Durante ese impasse, ocurrió un evento que sellaría nuestro futuro: mi abuelo falleció.

En estricto cumplimiento de dogma pueblerino (que siempre tuvimos arraigado muy en lo oscuro), la hermana más joven de la familia Enriquez se había quedado sin nadie a quien cuidar, y vendría a vivir al Defe.

Tú me has leido mencionarla antes, querido diario: Tetencha llegó para quedarse, y nos cundiría hasta el final de sus días.


Nuestro cisma había comenzado, y aún no lo sabíamos.



= IV =  



Con los años, esta convivencia forzada nos trajo muchos sinsabores.


Ha pasado mucho tiempo, mi vida es otra; pero siempre he sentido que estos momentos los traigo pegados -seguramente, en algún lugar que no me alcanzo- a lo largo de las décadas, de norte a sur, buscando el momento y lugar para alcanzarme y sellarme.

A veces me pregunto qué tan diferente sería mi existencia si no hubiese vivido esos años.


Pero lo único que tengo ahora es la experiencia de esa vida, y la oportunidad de comenzar a rellenar ese cisma, y ser felíz por lo que me quede de existencia.







Tan-tán.





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 Atte. 







 El Hijo de Nadie

sábado, octubre 19, 2013

=La acera me da confort VII=

El soundtrack de tu vida fue: (The London) Suede - Trash





Sepa usted, apurado y acalorado lector, que la red de contactos e información que suelo consultar ha crecido considerablemente.



La última vez que me fijé, su nombre completo se leía Fuentes del Medievo, Asociación Civil sin Fines de Lucro No por Falta de Ganas Sino Porque la Crisis Está Ruda. En un gesto de amabilidad, nos otorga la confianza de denominarla Fuentes del Medievo, a secas.

Uno de sus puntos focales continua siendo la documentación de la fauna urbana, haciendo énfasis en ese grupo de candor inigualable, conocido por todos nosotros como La Sociedad de los Menesterosos Muertos.



Viviendo en el destierro gozoso, no me encuentro más en las inmediaciones de la colonia San Rafael, la cual se ha puesto tanto culturosa, con una pizca de posh, pretensa e infatuada.


Los corredores gourmet, las boutiques y galerías de arte han devastado el hábitat natural del una vez orgulloso gremio menesteroso, el cual se ha vuelto arisco, hosco, nocturno, oculto. Las ahora excesivamente limpias calles han puesto en peligro el delicado ecosistema urbano que alguna vez rebozaba en broza y grasa, en sudor y mugre, en dientes imperfectos y actitud indómita.

Hoy aprovechan los desórdenes generales, las manifestaciones, las celebraciones cívicas y uno que otro bailongo para salir con sus mejores trapos a dar la vuelta taciturna a las dos de la mañana, siendo el domingo el único día en que salen a la luz y a que les de el aire.

Uno de los nuevos corresponsales de Fuentes del Medievo, un polaco alegre y bonachón, por azares del destino nos consiguió la foto de una de las más manchegas luminarias de este blog; alguien que, en casi 9 años de existencia de este espacio no habíamos logrado capturar para la posteridad, el santo grial del estrellato desechable.



Gaudencio Flores Rosario es un menesteroso que todo lo ha probado, que todo lo ha vivido, que todos lo han pateado.

En sus 35 años de carrera menesterosa ha visto lo mejor y lo peor de la calle, conoce los rincones más exclusivos de las colonias populares, este es un personaje que no yace en cualquier calle: sólo las que tienen mugre de 1983, edición limitada.

Él conoce fuentes que todavía surten agua potable, tiene acceso exclusivo a los últimos baños públicos con sauna para caballeros, en horarios no laborables.


Gaudencio no pepena cualquier cosa: es conocido por frecuentar las todavía existentes pacas de ropa gabacha, que hoy sólo se distribuyen en algunos rincones inaccesibles de Pino Suárez. No viste gacho, viste gabacho.


Gaudencio conoce los mejores lugares para conseguir comida: los basureros de esos restaurantes donde los comensales mandan a tirar sendos manjares a la basura, porque fueron preparados con condimentos no orgánicos, y guisados con agua de este continente.


Amable audiencia de este blog, les presento a El Atreyu, menesteroso hipster del Centro Histórico. Y le va a los Pumas, decidan ustedes qué hacer con ese dato.



Alabadle y adoradle, desesperad y tratad de ser como él.



Una estrella más del blog de las estrellas.





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Atte.


El Hijo de Nadie

= Coqueteo morboseo=


El soundtrack de tu vida fue: Donna Summer - Love To Love You Baby




Te conocí a la salida de un metro infestado por puestos ambulantes. Bastó una mirada para perder toda noción de propiedad.

Me hacía el casual mirando distraídamente mi reloj, el puesto de periódicos, la banqueta carcomida por el tiempo y los residuos insalubres de los puestos.

Por un momento intenté guardar la compostura, pero la impresión que causaste en mí fue tal, que poco a poco mi juicio fue cediendo, mi voluntad fue mermando, una cosa tomaba el control.

Pensarte de esta manera es una de las cosas que nunca quise, pero que aquí y ahora, me dejan desprotegido ante un sentimiento que no creí tener, mostrando un aspecto que no me atrevo a reconocer, ostentando una fealdad que ahora es mi realidad.

La verdad es que traía el antojo a flor de piel, y me sentía impregnado por la necesidad de probar eso, de lo que me gusta, pero que me asusta.


Sentía rendirme poco a poco a ese bajo deseo, me hallaba tragando saliva en una profunda disolución de mí: ahora soy un mamífero, un músculo, un instinto.

Flotaba entre el smog de la ruta 41, la suciedad del entorno sólo exacerbaba mi estado alterado: revolcarme y lamer la inmundicia del suelo es un acto más fino que el que tengo en mente para tí.

Como zopilote trasnochado te mosqueaba: pasaba dando vueltas alrededor tuyo con falso disimulo.

Traía en la garganta el pulso de mi corazón palpitando, sabiendo y negándome a saber, que entre tú y yo sólo había unos pasos, una intención, una entrega, un simple gesto.


Mis manos acariciaban discretamente el bolsillo del pantalón, buscado algún sosiego en su contenido; en algún punto la poca conciencia que me quedaba se volcó, todo lo veía a través de un túnel, mientras cruzaba el umbral que nos separaba.



Levanté la mano y dije:






- Buenas, ¿me da un pambazo para llevar comiendo?







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Atte.

El Hijo de Nadie

sábado, octubre 05, 2013

=El sur fue mi Bagdad=


El soundtrack de tu vida fue: Los Prisioneros - Tren al sur



"El discreto encanto de la Avenida Universidad". Digital, circa 2013.




El sabio Beck dijo alguna vez: "El norte es mi Bagdad", a propósito de una cena a la que fue convocado, pues no tenía puntos de referencia para identificar el lugar de la cita.

En mi caso, era el sur de la ciudad el que fungió como territorio comanche toda mi juventud: agreste e ignota zona a la que se entraba y salía por vías principales, con mapa - con nativo en mano, o no se entraba.

Los años me fueron acercando a diferentes puntos del sur, y, aunque la aversión se fue desvaneciendo, la consideración de zona ajena, permanecía.



Razones para ir a "Bagdad" me sobraban:



-Iba cada mes por mis cómics a las 2 tiendas de la época: Cómics, S.A. en Avenida Universidad 1165-A, a unos metros del metro Coyoacan y enfrente del actual edificio de la Fundación BBVA Bancomer.


El mítico Hombre Araña trepado en la fachada de Cómics S.A., circa 1993. Fuente: Comicorp


Después de su desaparición, iba al sur a buscar mis cuentitos en Comicastle, que se localizaba en sendo local dentro de la Plaza Trico, afuera del metro Zapata.

El Onésimo Nemo alguna vez me acompañó;  por razones que ya no recuerdo, a la salida ya no nos era accesible el metro Zapata. Nos regresamos en un trolebús que entonces circulaba por Gabriel Mancera hacia Reforma, y huimos aquel entonces hacia nuestra normalidad, en la zona centro de la ciudad.


Comicastle: probablemente una de las tiendas que más duró después del boom de 1993. Fuente: Artes9



- También estaba el tianguis en el centro de Coyoacan, donde uno podía encontrar cosas tan inverosímiles como tetilla de rata deshidratada molida, artesanías oscurantistas de precio-origen insospechados, y cómics Novaro en condiciones de conservación aceptables. 

Eso, y entre fumarolas de incienso se podía bailar con odaliscas peinadas de media rasta a ritmo de tambor tribal hasta el anochecer.

Irse de pinta a Coyoacan era un "must do" cuando tenía grasa de bebé en el cuerpo. Ahora que sólo tengo grasa manchega, es un buen lugar para comer-pasear-tomar la nieve.

En 2008 el entonces denominado Tianguis Cultural Artesanal del Centro de Coyoacan fue desalojado, algunos tianguistas fueron canalizados al actual -y sumamente aburrido- Bazar Cultural Mexicano, en un terreno enfrente del Kiosco de Coyoacan.

Lo bueno de la vida está destinado a desaparecer, parece ser.


El tianguis, en su antiguo esplendor . Fuente: UAM


-La Alberca Olímpica siempre ha sido centro multiusos: centro de convenciones de historieta, deportivo, piscina, sede de circo.

Sin ningún punto de referencia, recuerdo haberme extraviado en pos de la convención y de la piscina; llegué gracias a otros norteados que me encontré sobre División del Norte. 

En aquel entonces descubrí el punto donde nace Eje Central, el cual surqué de regreso en una pesera zigzageante que me llevó hacia el Centro Histórico, y mi normalidad.




Próximamente: también la Alberca Olímpica será centro de culto de pasadita.




De adulto, la vida galante de un soporte técnico in situ y a "domeceleo" me trajo en diversas ocasiones al sur. 

Poco tiempo para el goce: sólo iba y venía en tránsito hacia y desde mi Bagdad.

Nunca me pude imaginar que, años después, iría a trabajar de manera constante en esta zona; ni que, ante el viacrucis de cruzar la ciudad todos los días de norte a sur, decidiera venirme a residir por aquí.


Ahora, desde mi destierro gozoso, mi Bagdad es mi hogar.

Y eso está bien.



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 Atte. 


 El Hijo de Nadie

domingo, septiembre 29, 2013

=5 años=

El soundtrack de tu vida fue: Veronica Falls - Everybody's changing

"El viernes que nunca llega" Coyoacan, 2013. Crayola sobre cemento blanco.



Nada que nazca de un impulso forzado puede realmente disfrutarse.



Podemos -es válido- congratularnos del producto de nuestro esfuerzo: colgarnos como pendones el ejercicio de ese esfuerzo, "cosechar los frutos" de este estamento a la voluntad, mente sobre la materia, "sin calambre no hay torzón", y otras alegorías masturbatorias al gusto, incluso capitalizarlo para justificar la molestia.


Pero no podemos forzarnos a realizar aquello que hemos concebido para el asueto: es un despropósito.


Vivir en pos del gozo es, por otro lado, pecar de erotomanía, pero ese es otro tema.

Circundar las zonas online, segmentar y condensar una parte de mi existencia en la red, incluso convivir en las redes sociales -antes de que así fuesen conocidas- fue el motor que originó este espacio en 2004.

Un día, el placer que producía realizar este ejercicio se diluyó, y fuimos a dar la vuelta por otros nodos de la red.

Mucho ha cambiado desde entonces. 

El arquetipo que confeccioné para mi personalidad online mantiene constancia, un tanto de congruencia, cierta tónica y algo del sabor de "aquella vez".

Mientras he vagado por la vida online, he mantenido contacto con muchos de los vecinos, lectores y cómplices que formé en este espacio, intermitente o coditianamente.

Hoy todos los que estamos conectados vivimos cautivos de la inmediatez, y es tan fácil irse de patas por la nada, brincar saltar y correr ante el sabor del mes y dejar espumar el hígado en hogueras de vanidad y futilidad.

En algún punto, no se puede saldar un tema en bloques de 140 caracteres: es tedioso y le faltamos o le sobramos.

Tampoco Facebook me parece apropiado; se corre el riesgo de parecer un activista de 3 pesos, fácilmente prostituible por la contabilidad de señales de aprobación. y a mi tía Yuyis le da el soponcio por tanta "agresitividad" verbal.

Lo que sea que Tumblr represente o pueda ser entre todos los espacios para publicar, me gusta y permanece como algo más enfocado a las imágenes, al meme.

Nuevamente me pongo frente al editor de Blogger, después un cierto intento fallido por migrar a Wordpress.

Mediático que es uno.

Sea pues, testigo de la nü chabacanería que sólo emparenta, y una que otra chora interminable, en párrafos no tan mastodontes.

Enter.

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 Atte.


 El Hijo de Nadie