El soundtrack de tu vida fue: The Magic Numbers - Forever Lost (The Magic Numbers, 2005).
Si estan leyendo esto, ha sido con la venia de Blogger que el día de ayer no me ha dejado darle preview a mi bló pero que los ha dejado ver a ustedes, pueblo, las burradas de la semana de este su bló de las estrellas.
Pues a lo que te truje, Tencha (ya sé que es Chencha, pero de otra forma ustedes no meterían mano al archivo muerto, vayan a noviembre del 2004 para ver a qué me refiero).
- En la mera víspera de Reyes tuve la ocurrencia de ir al Centro a ver si todo seguía como lo había dejado la semana anterior, y en el regreso me fue humanamente imposible abordar el metro, y digo humanamente porque sólo cabían las cucarachas en los rincones disponibles en las nuevas y flamantes unidades, que ese 5 de enero ya se veían rebasadas mas allá de su capacidad total.
Se me ocurre irme en mi dodge-patas por Bucareli y cruzar Reforma con miras de cortar camino por la Tabacalera - tres veces heroica -; ni bien había llegado a donde se encuentra el centro Xerox cuando me dí cuenta del terrible error que había cometido: el hormiguero humano se regodeaba entre juegos mecánicos, botanas de alto contenido grasoso y sudor invernal. Decidí cortar por la calle paralela para rodear todo el engorroso evento.
Son pocas las ocasiones en las que me encuentro por mis antiguos linderos, es como si mi éxodo hubiera marcado para siempre mi brújula interna, separándome de forma indefinida de la zona que fue mi primer hogar. La intención era agarrar Edison, para salir a Insurgentes (en la esquina donde hay un Dominos) y abordar algún otro medio de transporte. No logré llegar a la calle citada, porque un madrazo del pasado me aguijoneó el cerebelo y me llevó a las páginas de mi pasado: más que aguijonazo, fue un codazo de una grandísima bruta que salió a toda prisa de su vecindad y me fue a estampar su coyuntura en la feis; aunque el asunto en principio me dió risa - la sangre indígena llama- ya después que se me enfrió si me dolió gacho. En esas andaba cuando, una calles antes de mi destino, lo vi.
Entre sueños recordaba el lugar, cada vez que he pasado por Puente de Alvarado (el extremo opuesto de donde me encontraba), juraba que allá en el fondo, en esa calle que el temblor y el destino volvieron angosta y llena de grava de un edificio que no tiene para cuándo estar listo, había algo que me daba comezón en la masa funk. Es un parquecito que se encuentra en la calle de Ignacio Mariscal, exactamente atrás de San Carlos. Yo me zambullí en esas fuentes hace más de 23 años, recuerdo que me pusieron la regañada de mi vida, y que a la semana siguiente lo volví a hacer, nomás por no perder la costumbre. Mi castigo fue no volver a poner un pie en ese lugar. Y no lo volví a hacer, hasta ahora. Castíguenme ahora, putos.
- Para evitar que se presentara cualquier pedo mundial con el proyectazo, me vi en la penosa necesidad de cancelar mi conato de vacación en Puerto Escondido, de la pura depresión decidí darle cran a lo que quedaba del avance y le di una actualizada a las instalaciones de mi workstation. Pobrecito cocodrilo.
- La foto que enarbola el post del día de hoy nos habla del pobre criterio que existe en la ideosincracia mexicana para distinguir entre la educación, la disciplina y el castigo corporal. Uno podría pensar que en 20 años las cosas han cambiado, pero entonces despierto de mi ensoñación y veo en mi viaje por un pesero cómo las señoras de hoy educan a sus vástagos: jalones de pelo, pellizcos, bofetadas, zapes, zarandeos y al final, una Bon Ice de limón. Si hubiera empezado por el final, nos hubieramos evitado la pena ajena.
- Hoy me quedé con el antojo de tacosope de la esquina del mercado de San Cosme, se fueron de vacaciones los desdichados. Me tuve que conformar con unas Quekas de San Cosme, próspero negocio que te desea un exitoso año 2006 en su calendario de perros bulldogs -chefs-nouvel-cuisine que regalaron hoy con cada orden. Si mañana tampoco hay, me voy a tener que consolar con una charola de sushi-ngado del Superama.
Esta no es vida, verdá de dios.
- Volviendo al tema del castigo corporal, para aquellos que no pueden perdonar los reglazos en las uñas, los coscorrones sacapelos, los pellizcos, los jalones de patilla y de cabello y los cinturonazos correctores de la conducta occidental, podemos recurrir a la misma fuente para aplicar su bonito payback.
Ahora si, la próxima semana retomamos las intrépidas sagas que nos competen.
Prrrrt.
============================================
Atte
El Hijo de Nadie
Pues a lo que te truje, Tencha (ya sé que es Chencha, pero de otra forma ustedes no meterían mano al archivo muerto, vayan a noviembre del 2004 para ver a qué me refiero).
- En la mera víspera de Reyes tuve la ocurrencia de ir al Centro a ver si todo seguía como lo había dejado la semana anterior, y en el regreso me fue humanamente imposible abordar el metro, y digo humanamente porque sólo cabían las cucarachas en los rincones disponibles en las nuevas y flamantes unidades, que ese 5 de enero ya se veían rebasadas mas allá de su capacidad total.
Se me ocurre irme en mi dodge-patas por Bucareli y cruzar Reforma con miras de cortar camino por la Tabacalera - tres veces heroica -; ni bien había llegado a donde se encuentra el centro Xerox cuando me dí cuenta del terrible error que había cometido: el hormiguero humano se regodeaba entre juegos mecánicos, botanas de alto contenido grasoso y sudor invernal. Decidí cortar por la calle paralela para rodear todo el engorroso evento.
Son pocas las ocasiones en las que me encuentro por mis antiguos linderos, es como si mi éxodo hubiera marcado para siempre mi brújula interna, separándome de forma indefinida de la zona que fue mi primer hogar. La intención era agarrar Edison, para salir a Insurgentes (en la esquina donde hay un Dominos) y abordar algún otro medio de transporte. No logré llegar a la calle citada, porque un madrazo del pasado me aguijoneó el cerebelo y me llevó a las páginas de mi pasado: más que aguijonazo, fue un codazo de una grandísima bruta que salió a toda prisa de su vecindad y me fue a estampar su coyuntura en la feis; aunque el asunto en principio me dió risa - la sangre indígena llama- ya después que se me enfrió si me dolió gacho. En esas andaba cuando, una calles antes de mi destino, lo vi.
Entre sueños recordaba el lugar, cada vez que he pasado por Puente de Alvarado (el extremo opuesto de donde me encontraba), juraba que allá en el fondo, en esa calle que el temblor y el destino volvieron angosta y llena de grava de un edificio que no tiene para cuándo estar listo, había algo que me daba comezón en la masa funk. Es un parquecito que se encuentra en la calle de Ignacio Mariscal, exactamente atrás de San Carlos. Yo me zambullí en esas fuentes hace más de 23 años, recuerdo que me pusieron la regañada de mi vida, y que a la semana siguiente lo volví a hacer, nomás por no perder la costumbre. Mi castigo fue no volver a poner un pie en ese lugar. Y no lo volví a hacer, hasta ahora. Castíguenme ahora, putos.
- Para evitar que se presentara cualquier pedo mundial con el proyectazo, me vi en la penosa necesidad de cancelar mi conato de vacación en Puerto Escondido, de la pura depresión decidí darle cran a lo que quedaba del avance y le di una actualizada a las instalaciones de mi workstation. Pobrecito cocodrilo.
- La foto que enarbola el post del día de hoy nos habla del pobre criterio que existe en la ideosincracia mexicana para distinguir entre la educación, la disciplina y el castigo corporal. Uno podría pensar que en 20 años las cosas han cambiado, pero entonces despierto de mi ensoñación y veo en mi viaje por un pesero cómo las señoras de hoy educan a sus vástagos: jalones de pelo, pellizcos, bofetadas, zapes, zarandeos y al final, una Bon Ice de limón. Si hubiera empezado por el final, nos hubieramos evitado la pena ajena.
- Hoy me quedé con el antojo de tacosope de la esquina del mercado de San Cosme, se fueron de vacaciones los desdichados. Me tuve que conformar con unas Quekas de San Cosme, próspero negocio que te desea un exitoso año 2006 en su calendario de perros bulldogs -chefs-nouvel-cuisine que regalaron hoy con cada orden. Si mañana tampoco hay, me voy a tener que consolar con una charola de sushi-ngado del Superama.
Esta no es vida, verdá de dios.
- Volviendo al tema del castigo corporal, para aquellos que no pueden perdonar los reglazos en las uñas, los coscorrones sacapelos, los pellizcos, los jalones de patilla y de cabello y los cinturonazos correctores de la conducta occidental, podemos recurrir a la misma fuente para aplicar su bonito payback.
Ahora si, la próxima semana retomamos las intrépidas sagas que nos competen.
Prrrrt.
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Atte
El Hijo de Nadie
9 comentarios:
yo soy maestra y estoy anotando todos los tips que me acaba de dar...*reglazos en las uñas*
Felíz año, joven
¡Ánimo Necaxa!, no pasa nada amigo, aunque con todo respeto, salir a la calle un 5 de Enero es casi un acto "Kamikaze".
Sobre sus vacaciones en Pto. Escondido no se apure, según me enteré por el Sr. Duplancher, distaron mucho de estar "de rechupete", que más bien estubieron de "rechupetísimo".. jeje.
No se crea, ya nos tocarán de nueva cuenta vacaciones y ora si, nos vamos hasta a las "begoñas" (barbarismo de Las Vegas).
Saludos,
David O.
mmm y cómo sigues del codazo?...
las letras con sangre... otra forma de tortura son las cinco marcas de cigarro, con un apretón que no se quita hasta que las digas ya sea en una chichi o en "las partes nobles", claro que nada tiene que ver con educar...
nomás pa que se le quite, voy a poner apenas pueda una foto hecha ahí mismo en el alboroto que no se quiso aventar, pus qué. a mí me tocaron hartos codazos y a usté uno, pues cómo. y que conste que estoy bajo protesta, porque me rechoca que me haga oír a fuerza el soundtrack cuando yo tengo mi ipod a todo dar y me mete el cuerpo. ándele, se va por la sombrita.
MAR: abajo de donde dice I power Blogger, hay un iconito furris furris donde si le puchurras se apagará dicho soundtrack, en los cauales no hubo peor que el de "La Guadalupana" Con la Santamuerte dando de giros, cómo olvidarlo, si fué la primera vez que vine a este tuburio.
Malakatonche, fijeseeeee que hasta eso mi madre es de esas que con la pura miradita te callas y quedas quieto quieto, por que si le sigues con el desmain te pega una santa golpiza (pellizquillos, zapes, nalgadas). Le digo que tiene la mirada del "Jitler" y se enoja, mucho mucho.
Sobrelo del codazo... pues se lo hubieras regresado, seguro eso sería muy comico. Oye, le debo una asomada en el msn, vía ojos, bigote y voz... pero pues no te he visto y ando con lo de mis extras, pero ahí a ver pa cuando. Besosototes apuchurrados.
gracias 1000 por el link, aunque me considero lo más ungeek de acuerdo a las definiciones hasta el momento leídas...
A mí no me sonaron con algo así, pero no negaré que me dieron unos cuantos soplamocos y que mi madre se valió de instrumentos de tortura como la chancla y el matamoscas.
Qué buen soundtrack, Don Omar, que Dios lo bendiga y lo colme de bienes y de mujeres!
Queremos post!!!!
XDDDD
XDDDDD
XDDDDDD
y también te quiero ver por msn!!!
Pos ónde andas??? No que ya habías terminado tus ocupaciones???
Acaso ya hay más????
Abrazos y saludos y todo eso.
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