martes, marzo 28, 2006

= El canto del loco =


El soundtrack de tu vida fue: Stereo Total - I love you, Ono (My melody, 1999).


Querido diario:

Estaba el otro día leyendo el diario íntimo online de Un tal Mario en compañia de una coquita, cuando me llamó la atención el nombre y comentario (en ese orden) de un individuo que parecía visiblemente angustiado por la reputación del último bodrio cinematográfico con aroma de comic.

Después de una rápida lectura a sus sitios (y del subsecuente vuelco del estómago, de la retache del contenido del mismo, de un baño con jabón Zote y zacate de fibra de aluminio y del llanto en posición fetal bajo la regadera), caigo en la cuenta que el deterioro cultural nos alcanza y la ignominia es inminente.

Sobre el señor no tengo más que decir, responde al nombre de Jiff - sabe dios si existe referencia al tema que aqui abordamos alguna vez- y lo pueden localizar aqui y aqui. Tomen las medidas precautorias e higiénicas correspondientes.

Por algunos es bien sabido de la época en la que la señorita comic y don cine no podían ser padres, porque cada que lo intentaban salía cada engendro que hacia llorar y reir por igual. Algunos, presas de su mentalidad pueblerina, le atribuían al infortunio de la pareja una maldición a la shangó, la cual traía desastres de taquilla y destinos fatales para aquellos que lograran triunfar encarnando a algún personaje de los cuentitos; fundamentando semejante chabacanería con las desgracias personales de Christopher Reeve, Adam West, Marlon Brando, Bill Bixby y la pobre de Margot Kidder -la actriz que interpretó a Lois Lane en las películas de Superman-, que sufrió de demencia paranoide en 1996 y pasó varios meses como menesterosa neoyorquina, para lo cual cortó su cabello con una navaja de afeitar y se arrancó los dientes frontalesa fin de evitar el supuesto compló asesino por parte de su marido.

Cuando se estrenó Batman en 1989, todos los shamanes de pacotilla tragaron camote y los fans lanzamos clamores al aire. Después de 3 continuaciones y un reinicio en fechas recientes, algunos nos preguntamos ¿qué salió mal?, mientras los chamanes volvían a echarse sangre de pollo en la cara y a bailar frenéticos al ritmo de La Feria de Cepillín, predicando que el comic en el cine es cosa del diablo y se nos secarán los ojos si seguimos insistiendo.

Fue cuando salió al a luz X-Men y Spiderman cuando exorcizamos a los brujos fatalistas y vimos que calidad y entretenimiento palomero podía ser la respuesta. Ándale pues.

La lista ha crecido y los resultados son poco alentadores: del "masomenos" a la basofia, tenemos "adaptaciones cinematográficas", "fieles al trama original", dirigidas por "fans del personaje/historia/comics" que nos dejan extrañad@s y molest@s. Ahora viene Superman de regreso y yo no sé donde meter mi cabeza, qué pedo con la industria cinematográfica gringa.

Y no tienen suficiente con los personajes populares: ahora quieren hacerse los interesantes con novelas gráficas como las de Alan Moore, el creador de V for Vendetta que viene a consolidarse como el último espasmo de "la meca del cine".

Lo peor de todo es que tenemos a los shamanes vengativos, ahora precivilizados y abarrotando los Starbucks, llenando taquillas junto a las débiles mentes de los aspirantes a geeks, a los cuales alebrestan y mandan en contra de la razón y el buen gusto como masa humana linchadora, defendiendo lo indefendible a dentelladas y gritos encarnados.

El Onésimo Nemo (con blog q.e.p.d.) había llegado a la conclusión de que el desastre se cernía ahora sobre el cine, mientras que la televisión recobra brios y lanza en canales de paga superproducciones que hacen ver los estrenos en la cartelera como niños con polio; todo esto mientras sintoniza sus canales HBO y ve Rome.

Y no puedo mas que darle la razón.

Conclusión: la culpa no es de la señorita comic, el responsable de los monstruos deformes es don cine, por lo que debe separarse inmediatamente y pensar seriamente sus opciones, como por ejemplo el señor TV.

Para todos los efectos, ella debe educar a sus vástagos, no juntarse con el primer pelafustán que pasa por la calle para asegurarles un futuro prometedor.

Moraleja para los señores de la Warner: si quieren consultores para sus películas palomeras de supermonos, pidan la opinión calificada de un autor como Kurt Busiek o de alguien con experiencia en ambas industrias como Kevin Smith, no contraten al primer pendejo que se dice fan de comic, por lo que más quieran.


================================


Atte.


El Hijo de Nadie

No hay comentarios.: