Mientras me encontraba con mi nuevo amigo, el Sr. ojo alegre, en las inmediaciones de la San Rebel rescatando arbolitos de ser convertidos en el sucio entretenimiento navideño de ocasión, mi compinche comenzó a mutar al lado oscuro y empezó a llorar copiosamente.
¿La causa? un muñeco de Santa Claus, muevenalgas y cantor de villancicos con acento peruano. Confesóme el Sr. Ojo Triste que de niño no lo visitaba Santo Clos por ser pobre, que nomás le tocaba visita de Reyes, y que le daban pura ropa y un pan duro para todo el mes. Después de entregar los pinitos a nuestro contacto underground de Greenpis, que nos esperaba muy cerca del metro Garibaldi, nos pasamos a la Lagunilla a babosear.
Fue un momento el que me descuidé, porque estaba viendo un puesto con videos con la leyenda Hoteles de Salto del Agua, cuando el Sr. Ojo triste desapareció de mi vista. Lo encontré de nuevo saliendo por la orilla de Reforma, alli por donde suele andar una Plaqueta de cuyo nombre no puedo acordarme, vestido con traje de franela roja, barbas de estopa y con gorrito adhoc.
Fuimos a la primaria "Mamita trabaja contenta" a montar un show cómico-magico-musical, donde volvió a ser el Sr. Ojo alegre y agasajó a la infantil concurrencia con su baile estilo botarga. A la salida del evento, nos encaminamos a Garibaldi a festejar el "espítiru" navideño. Entre orines, vómito color magenta y las marcas de labial de unos tenientes de infantería vestidos de enfermeras del amor, dejé dormidote a un Sr. Ojo alegre, que sonreía mientras soñaba con renos, juguetes y soldaderas que orinan paradas…
==========================================
Atte.
El Hijo de Nadie
No hay comentarios.:
Publicar un comentario