miércoles, diciembre 08, 2004

=Odiando (suavemente) a la Navidad=



O "El post antipopular del Hijo de Nadie".





En la época de locuras juveniles de tortas, maquinitas y daños a terceros en las inmediaciones de "Santa María la Ramera", existía una organización llamada "El Club de los corazones rotos del señor Ebenezer Scrooge"; su función era encontrar peros para NO celebrar la Navidad, y cada año elaboraba una lista de deméritos para impedir entrar a la Navidad a tu vida. Cuando dejamos de crecer de manera desproporcional, asentamos nuestras grasas de bebé y dejamos de tener granos en lugares imposibles, abandonamos los headquartes, la tortería que se convirtó en ferretería; dejamos al club morir: no por falta de convicciones, solamente porque teníamos mejores cosas que hacer.

Hoy me veo nuevamente motivado a mentarle al madre a la Navidad, porque me la vengo tragando con los ojos, los oidos, la naríz, el tacto y a honra desde que terminó el Dia de Muertos, de manera prematura. Ya tuve un mes de Navidad anticipado, ya no quiero saber nada de gordos barbudos con tendencias de drag-queen y sus muñecos automatizados agitanalgas, de nacimientos de tamaño jumbo para poner en el patio (que es una práctica clasista y divide a la sociedad); de compulsiones azucaradas que pueden provocarme diabetes prematura, de un esfuerzo inútil por postergar en nuestra ideosincracia la vigencia de una celebración anticristiana y humillante para los padres de familia, que año con año se sobajan el lomo en estas fechas para procurar comfort a sus criaturas, y que el mérito se lo lleve un producto de The Coca Cola company.

Estamos hartos de no tener tiempo para sacarnos la cerilla de los oidos y contemplar la vida, de no poder comer como la gente porque nos meten los pecados de temporada con un mes de anticipación, de que comencemos a celebrar cosas antes de que el calendario dicte " ya es hora", de soportar aglomeraciones humanas innecesarias y del subsecuente incremento de la peste y la basura que deja a su paso la raza cósmica, de acelerar todo de tal manera que apenas te lleves a la boca el primer pedazo de pavo, y se acabe el encanto y pases a lo que sigue sin poder disfrutar de la experiencia. Tanta pinche neurósis, por miedo a no vender con suficiencia en los días que el calendario occidental marca.

Quiero mis 27 días de imágenes macabronas, mis remates de calaveras de chocolate y de pan de muerto a mitad de precio, quiero mis reventones post-noche de muertos, para ponerme mi máscara de la bruja y fregarme la garganta con sonidos imposibles, quiero el cachito de vida que me han robado la mercadotecnia en tiempos del cólera y las malditas prisas pretemporada... Posted by Hello


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